5 Consejos para conservar y servir el queso

05-11-2018

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Muchas veces nos preguntáis cuál es la mejor manera de conservar un queso y cómo le podemos sacar el máximo partido cuándo lo pongamos encima de nuestra mesa. Pues aquí van 5 sencillos consejos:

1. Conservar en la nevera. Es importante saber ante qué tipo de queso estamos, si es queso fresco siempre se tiene que conservar entre 0 y 3 grados mientras que si son quesos de pasta prensada su conservación debe de oscilar entre los 5 y los 8 grados. Dado que en nuestras casas no solemos tener cámaras frigoríficas que controlen con exactitud la humedad y la temperatura recomendamos que el queso se conserve en la nevera, envuelto en film para evitar que se reseque y a ser posible en una fiambrera separada que garantice que no coge olores de otros alimentos intensos como el pescado o el marisco.

2. Leer siempre la etiqueta. Dependiendo del tipo de queso podemos encontrarnos fecha de consumo preferente o fecha de caducidad, esta última es importantísimo respetarla ya que son alimentos que una vez cumplido su periodo de vida útil no son aptos para el consumo humano.

3. Atemperar antes de consumir. Recomendamos sacar el queso de la nevera 30 minutos antes de consumirlo para que vaya aumentando su temperatura y con ella todos los aromas y sabores que en la nevera están “adormecidos”.

4. Adecuar el corte al tipo de queso. Cada tipo de queso tiene unas características determinadas: textura, forma, tamaño… por ello recomendamos adecuar el corte y la presentación a las mismas. A modo de esquema general podríamos decir que: los quesos que presentan una forma circular se cortan como un pastel, en cuñas. Los que tienen una forma rectangular o alargada se parten en lonchas o bastones y las cremas de queso o los quesos de pasta blanda se presenta la pieza entera para que los comensales vayan cortando a su gusto. Los quesos curados se cortan en triángulos de unos 6 mm de grosor mientras que los quesos cremosos deben de cortarse en porciones más cortas pero más gruesas para evitar que se desmenucen. Los quesos azules y los quesos frescos se cortan en dados mientras que los quesos viejos o extra secos se cortan en lascas o trozos.

5. Limpiar el cuchillo y la tabla. Aunque parezca una obviedad debemos hacer hincapié en la necesidad de limpiar y desinfectar el cuchillo y la tabla cuando cambiemos de queso y cuando hayamos terminado de preparar todo. Por un lado para que no haya traspaso de sabores entre quesos y por otro para evitar problemas de salud ya que hay muchas personas alérgicas a la proteína de la leche de determinadas especies y podemos tener un susto gordo. La limpieza y la desinfección es la única manera de evitar problemas mayores.




Esperamos que estos cinco sencillos consejos os haya sido de utilidad y os sirvan para sacarle el máximo partido posible a vuestras compras queseras.